martes, 22 de julio de 2008

trenes

El tren se pavonea, se cantonea, resopla, bufa, rumea, escruta.
- Mira. Son ondonadas. Crecen plantas rastreras. Los animales bajan por esos brotes frescos, pero ahora sólo queda la marca de sus dentelladas en la tierra rala. Bajan en manadas y deboran.
- Sí.
-¿Pero estamos mirando lo mismo?

En el tren pasa un grupo de policías armados, de vagón en vagón, en vagón. El primero se inclina sobre un asiento y despierta a un chico que duerme.
¿Por qué lo hace? Busca algo sobre lo que ejercer su autoridad. La Ejerce.
El chico se despierta. Unos chivos en manada bajan y se comen los pastos del costado de la vía.
Pero ¿tiene la autoridad? Los chivos depredan. Están hambrientos. Se inmoviliza el chico.
¿Ustedes qué creen que hacen los otros pasajeros? (...) Miran a los chivos.
Los chivos como hipnotizados miran a los pasajeros dentro del tren. Todos esos ojos de un lado y del otro del vidrio.
El policía sigue, el chico no mira nada.
El corazón de los chivos cabalga, trepa la ondonada.
¿Y en el vagón? Alguien berrea.
-¿Pero estamos hablando de lo mismo?
Solamente quiero que alguien me lo diga: “estamos hablando de lo mismo”.

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